
"Ahora puedo decir que el arte es una tontería".
Jean Arthur Rimbaud.
Este pequeño francés literato, conmovió los cimientos de la sociedad gala de su tiempo, con sus letras tan llenas de odio y de cabizbajas esperanzas, que lo transformaron en el HERALDO de una juventud, que pretendía caminar sola a su propio farallón, no importándole caer en el TALUD de la insipidez social; Arthur, supo lo que debía hacer, sabía qué camino tomar, para llegar a transformarse en el MARAT de la poesía del Siglo XIX, no importándole pasar a llevar a todo aquel que pretendía frenar su impetuosa carrera al estrellato literario. Lo que muchos se preguntan, el cómo pudo tener su primer éxito a los diecisiete años, reflejado en su libro poético: EL BARCO EBRIO de 1871, muchos entendidos, dirán por la belleza literata de sus palabras, quién sabe, lo que realmente importa; es que, Rimbaud, a corta edad, ya deseaba ser considerado como un experimentado Vate, cosa que lo estaba logrando.

Pero lo que catapultó al estrellato literario, fue sin dudas, su obra titulada: UNA TEMPORADA EN EL INFIERNO, fechada en 1873, en donde, de forma críptica, el "Niño Mimado De La Literatura Francesa", daba a entender sobre su vida, junto a Verlaine, como a su vez, sobre su propia existencia, tan llena de vicisitudes humanas, nos legó para la posterioridad, esa visión tan "personalísitica" suya, que llegaba hasta los cimientos del alma, ese espíritu atormentado por sus propios padecimientos internos, no dejándolo ser el mismo, sino que; lo condujo por laberintos llenos de inclemencias espirituales, aún así, Rimbaud, pretendió dejar un testamento poético, para que de ese modo, se supiese (aunque fuese de forma casual), sobre su azarosa vida docta. Estaba siendo reconocido por todos, pero... algo sucedió, algo hizo en él, que de un momento a otro, como diciendo: "¡Basta!... ¡basta de tanta bazofia!... ¡es imperioso que deje todo mi pasado y comience una nueva vida, lejos de la poesía!...", dejando de escribir a la edad de 20 años, comenzando de esa manera, un trotamundo periplo, que lo llevaron a gran parte de Europa, Medio Oriente, y, en especial, por África... fue capataz, traficante de armas, soldado de las fuerzas Holandesas, comerciante de esclavos y terrateniente en la África profunda, pero aún así, su nombre estaba siendo reconocido como vate de una nueva corriente poética, bautizada: SIMBOLISMO, que con el tiempo, y gracias al título del libro de Paul Verlaine, en donde reunía a todos los rapsodas de dicha tendencia, se les conoció como: LOS POETAS MALDITOS (Poètes Maudits, en su lengua vernácula), publicado aquel vademécum lírico, en 1884, toda una generación se dio cuenta del virtuosismo de Arthur, sin embargo, no se tenían noticias sobre su paradero, seguía oculto en algún lugar del mundo, quizás, continuaba en África, como imitando al gran viajero escocés de su tiempo: DAVID LIVINGSTONE; pero Rimbaud, solamente deseaba escapar de su propio demonio, que era él mismo.
Ya en sus últimos días como trotamundos, se le había diagnosticado un tumor en la rodilla derecha, que en un breve lapso, tuvieron que amputársela, todo eso ocurría por allá en 1891, apresurando su viaje para reunirse con su familia, falleciendo posteriormente el 10 de noviembre del mismo año, a la edad de 37 años; así, concluía la vida de uno de los poetas más representativos del SIMBOLISMO FRANCÉS, cómo a su vez, la de un individuo que pretendió barrer con los cánones de una sociedad aglutinada en el cinismo en todas sus vertientes, que intentó cimentar su propio destino, lleno de excesos, odios, ironías y blasfemias, pero lo que realmente alcanzó Arthur, fue que la inmortalidad no la lograría en sus actos ni en sus largos viajes por el mundo, sino que; a través de su pluma, de sus letras y de sus líneas poéticas, que lo condujeron al ORCO de sus propios temores mundanos. Arthur Rimbaud, fue, quién sabe, el mejor promotor de su inherente figura, aunque con el tiempo, él mismo se perjudicó de manera triste y escandalosa, siendo su propio SEPULTURERO de su imagen literaria; aún así, supo representar muy bien los postulados del SIMBOLISMO o de los POETAS MALDITOS, siendo el más MALDITO de todos los POETAS SIMBOLISTAS de su época.
C. Nobili C. - T.
Un soir, j'ai assis la Beauté sur mes genoux. - Et je l'ai trouvée amère. - Et je l'ai injuriée.
Je me suis armé contre la justice.
Je me suis enfui. O sorcières, ô misère, ô haine, c'est à vous que mon trésor a été confié!
Je parvins à faire s'évanouir dans mon esprit toute l'espérance humaine. Sur toute joie pour l'étrangler j'ai fait le bond sourd de la bête féroce.
J'ai appelé les bourreaux pour, en périssant, mordre la crosse de leurs fusils. J'ai appelé les fléaux, pour m'étouffer avec le sable, le sang. Le malheur a été mon dieu. Je me suis allongé dans la boue. Je me suis séché à l'air du crime. Et j'ai joué de bons tours à la folie.
Et le printemps m'a apporté l'affreux rire de l'idiot.
Or, tout dernièrement m'étant trouvé sur le point de faire le dernier couac ! j'ai songé à rechercher la clef du festin ancien, où je reprendrais peut-être appétit.
La charité est cette clef. - Cette inspiration prouve que j'ai rêvé!
"Tu resteras hyène, etc...", se récrie le démon qui me couronna de si aimables pavots. "Gagne la mort avec tous tes appétits, et ton égoïsme et tous les péchés capitaux".
Ah! j'en ai trop pris: - Mais, cher Satan, je vous en conjure, une prunelle moins irritée! et en attendant les quelques petites lâchetés en retard, vous qui aimez dans l'écrivain l'absence des facultés descriptives ou instructives, je vous détache ces quelques hideux feuillets de mon carnet de damné.
Arthur Rimbaud.
UNA TEMPORADA EN EL INFIERNO.
Me armé contra la justicia.
Me escapé. ¡Oh brujas, oh miseria, oh odio! ¡A vosotros se confió mi tesoro!
Logré que se desvaneciera en mi espíritu toda la esperanza humana. Contra toda alegría, para estrangularla, di el salto sin ruido del animal feroz.
Llamé a los verdugos para, mientras perecía, morder las culatas de sus fusiles. Llamé a las plagas para ahogarme en la arena, la sangre. La desgracia fue mi dios. Me tendí en el lodo. Me sequé al aire del crimen. Y le hice muy malas pasadas a la locura.
Y la primavera me trajo la horrorosa risa del idiota. Habiendo estado hace muy poco a punto de soltar el último ¡cuac!, se me ocurrió buscar la clave del festín antiguo, donde había tal vez de recobrar el apetito.
La caridad es la clave. - ¡Esta inspiración demuestra que soñé!
"Seguirás siendo hiena, etc.", exclama el demonio que me coronó de tan amables adormideras. "Gana la muerte con todos tus apetitos, y tu egoísmo y todos los pecados capitales." ¡Ah! Ya aguanté demasiado - Pero, querido Satán, te lo suplico, ¡menos irritación en la pupila!
Y mientras llegan las pequeñas cobardías rezagadas, tú que aprecias en el escritor la carencia de facultades descriptivas o instructivas, te arranco unos cuantos asquerosos pliegos de mi cuaderno de condenado.
Arthur Rimbaud.
Jean Arthur Rimbaud.
No cabe dudas que, viendo la figura de este artista del Siglo XIX, se vienen innumerables imágenes de: EXASPERACIÓN, DESCONTENTO, EXPERIMENTACIÓN, CONTUMACIA, ANGUSTIA, SOLEDAD, RETICENCIA, y, en especial; de una MAGISTRALIDAD, a prueba del tiempo. No fue uno de los principales, pero, dígase de paso, fue el más importante, aunque, lo podríamos catalogarlo como el: ADALID, el FRANCIS DRAKE de los POETAS MALDITOS; su prosa, tan ligada a su propia existencia terrenal, lo dejó en el camino de la inmortalidad artística, que a pesar de los años, aún conserva su ATRACTIVO LITERARIO.... JEAN ARTHUR RIMBAUD, nacido en 1854, desde su infancia, demostró tener condiciones para ser un escritor aventajado, sus poéticas lo llevaban a parajes llenos de ocultismos, llenos de soledades, que lo harían destacarse en el ámbito intelectual y bohemio de su Siglo; aún así, era un verdadero PARIA dentro de sus propios compañeros de arte, quién sabe, si fue producto de su genialidad tan llevada al extremo infinito.
Este pequeño francés literato, conmovió los cimientos de la sociedad gala de su tiempo, con sus letras tan llenas de odio y de cabizbajas esperanzas, que lo transformaron en el HERALDO de una juventud, que pretendía caminar sola a su propio farallón, no importándole caer en el TALUD de la insipidez social; Arthur, supo lo que debía hacer, sabía qué camino tomar, para llegar a transformarse en el MARAT de la poesía del Siglo XIX, no importándole pasar a llevar a todo aquel que pretendía frenar su impetuosa carrera al estrellato literario. Lo que muchos se preguntan, el cómo pudo tener su primer éxito a los diecisiete años, reflejado en su libro poético: EL BARCO EBRIO de 1871, muchos entendidos, dirán por la belleza literata de sus palabras, quién sabe, lo que realmente importa; es que, Rimbaud, a corta edad, ya deseaba ser considerado como un experimentado Vate, cosa que lo estaba logrando.

Su personalidad tan avasalladora, que cautivaba hasta a sus mismos camaradas de las letras, lo quiso todo, pero todo lo perdió, por su impetuosa actitud rebelde, que a sus cortos años, cimentó su propio mito, su propio desliz transformándolo en un ser en que la vida, le estaba ignorando por completo; Rimbaud, ese "Poeta Insolente", su única preocupación, era la de dar a conocer sus "preceptos poéticos", sus "postulados estéticos", que fueron, en su momento, llenos de sincero desprecio, de verdadera arrogancia, no obstante, ya su hado, estaba siendo "tapiado" por su propia pluma del monstruoso destino. Su tormentosa relación con Paul Verlaine, lleno de "contratiempos" y desgastes emocionales, lo llevaron por la parafernalia situación de: "Amor - Odio" entre ambos versificadores, Arthur, de carácter impetuoso, siempre pretendió "dominar" al "sumiso" Verlaine, no obstante, estos dos "polos opuestos", se necesitaban, se atraían el uno al otro, como un "sincretismo" humano y literario; que en momentos, rayaba en lo desquiciado... el temperamental Rimbaud, con sus desventijaciones humanas, pretendió dar rienda suelta a sus pasiones, su orgiástico desenfreno por foguear con todo lo que estaba prohibido, lo llevaron a terminar asqueándose, al encontrarse viviendo de forma tan precoz, sus "desbordes humanos", simplemente, se estaba aniquilando a él mismo sin remordimiento alguno.
Pero lo que catapultó al estrellato literario, fue sin dudas, su obra titulada: UNA TEMPORADA EN EL INFIERNO, fechada en 1873, en donde, de forma críptica, el "Niño Mimado De La Literatura Francesa", daba a entender sobre su vida, junto a Verlaine, como a su vez, sobre su propia existencia, tan llena de vicisitudes humanas, nos legó para la posterioridad, esa visión tan "personalísitica" suya, que llegaba hasta los cimientos del alma, ese espíritu atormentado por sus propios padecimientos internos, no dejándolo ser el mismo, sino que; lo condujo por laberintos llenos de inclemencias espirituales, aún así, Rimbaud, pretendió dejar un testamento poético, para que de ese modo, se supiese (aunque fuese de forma casual), sobre su azarosa vida docta. Estaba siendo reconocido por todos, pero... algo sucedió, algo hizo en él, que de un momento a otro, como diciendo: "¡Basta!... ¡basta de tanta bazofia!... ¡es imperioso que deje todo mi pasado y comience una nueva vida, lejos de la poesía!...", dejando de escribir a la edad de 20 años, comenzando de esa manera, un trotamundo periplo, que lo llevaron a gran parte de Europa, Medio Oriente, y, en especial, por África... fue capataz, traficante de armas, soldado de las fuerzas Holandesas, comerciante de esclavos y terrateniente en la África profunda, pero aún así, su nombre estaba siendo reconocido como vate de una nueva corriente poética, bautizada: SIMBOLISMO, que con el tiempo, y gracias al título del libro de Paul Verlaine, en donde reunía a todos los rapsodas de dicha tendencia, se les conoció como: LOS POETAS MALDITOS (Poètes Maudits, en su lengua vernácula), publicado aquel vademécum lírico, en 1884, toda una generación se dio cuenta del virtuosismo de Arthur, sin embargo, no se tenían noticias sobre su paradero, seguía oculto en algún lugar del mundo, quizás, continuaba en África, como imitando al gran viajero escocés de su tiempo: DAVID LIVINGSTONE; pero Rimbaud, solamente deseaba escapar de su propio demonio, que era él mismo.
Ya en sus últimos días como trotamundos, se le había diagnosticado un tumor en la rodilla derecha, que en un breve lapso, tuvieron que amputársela, todo eso ocurría por allá en 1891, apresurando su viaje para reunirse con su familia, falleciendo posteriormente el 10 de noviembre del mismo año, a la edad de 37 años; así, concluía la vida de uno de los poetas más representativos del SIMBOLISMO FRANCÉS, cómo a su vez, la de un individuo que pretendió barrer con los cánones de una sociedad aglutinada en el cinismo en todas sus vertientes, que intentó cimentar su propio destino, lleno de excesos, odios, ironías y blasfemias, pero lo que realmente alcanzó Arthur, fue que la inmortalidad no la lograría en sus actos ni en sus largos viajes por el mundo, sino que; a través de su pluma, de sus letras y de sus líneas poéticas, que lo condujeron al ORCO de sus propios temores mundanos. Arthur Rimbaud, fue, quién sabe, el mejor promotor de su inherente figura, aunque con el tiempo, él mismo se perjudicó de manera triste y escandalosa, siendo su propio SEPULTURERO de su imagen literaria; aún así, supo representar muy bien los postulados del SIMBOLISMO o de los POETAS MALDITOS, siendo el más MALDITO de todos los POETAS SIMBOLISTAS de su época.
C. Nobili C. - T.
UNE SAISON EN FER.
Jadis, si je me souviens bien, ma vie était un festin où s'ouvraient tous les coeurs, où tous les vins coulaient.Un soir, j'ai assis la Beauté sur mes genoux. - Et je l'ai trouvée amère. - Et je l'ai injuriée.
Je me suis armé contre la justice.
Je me suis enfui. O sorcières, ô misère, ô haine, c'est à vous que mon trésor a été confié!
Je parvins à faire s'évanouir dans mon esprit toute l'espérance humaine. Sur toute joie pour l'étrangler j'ai fait le bond sourd de la bête féroce.
J'ai appelé les bourreaux pour, en périssant, mordre la crosse de leurs fusils. J'ai appelé les fléaux, pour m'étouffer avec le sable, le sang. Le malheur a été mon dieu. Je me suis allongé dans la boue. Je me suis séché à l'air du crime. Et j'ai joué de bons tours à la folie.
Et le printemps m'a apporté l'affreux rire de l'idiot.
Or, tout dernièrement m'étant trouvé sur le point de faire le dernier couac ! j'ai songé à rechercher la clef du festin ancien, où je reprendrais peut-être appétit.
La charité est cette clef. - Cette inspiration prouve que j'ai rêvé!
"Tu resteras hyène, etc...", se récrie le démon qui me couronna de si aimables pavots. "Gagne la mort avec tous tes appétits, et ton égoïsme et tous les péchés capitaux".
Ah! j'en ai trop pris: - Mais, cher Satan, je vous en conjure, une prunelle moins irritée! et en attendant les quelques petites lâchetés en retard, vous qui aimez dans l'écrivain l'absence des facultés descriptives ou instructives, je vous détache ces quelques hideux feuillets de mon carnet de damné.
Arthur Rimbaud.
UNA TEMPORADA EN EL INFIERNO.
Antes, si mal no recuerdo, mi vida era un festín donde se abrían todos los corazones, donde todos los vinos corrían. Una noche, me senté a la Belleza en las rodillas. - Y la hallé amarga. - Y la insulté.
Me armé contra la justicia.
Me escapé. ¡Oh brujas, oh miseria, oh odio! ¡A vosotros se confió mi tesoro!
Logré que se desvaneciera en mi espíritu toda la esperanza humana. Contra toda alegría, para estrangularla, di el salto sin ruido del animal feroz.
Llamé a los verdugos para, mientras perecía, morder las culatas de sus fusiles. Llamé a las plagas para ahogarme en la arena, la sangre. La desgracia fue mi dios. Me tendí en el lodo. Me sequé al aire del crimen. Y le hice muy malas pasadas a la locura.
Y la primavera me trajo la horrorosa risa del idiota. Habiendo estado hace muy poco a punto de soltar el último ¡cuac!, se me ocurrió buscar la clave del festín antiguo, donde había tal vez de recobrar el apetito.
La caridad es la clave. - ¡Esta inspiración demuestra que soñé!
"Seguirás siendo hiena, etc.", exclama el demonio que me coronó de tan amables adormideras. "Gana la muerte con todos tus apetitos, y tu egoísmo y todos los pecados capitales." ¡Ah! Ya aguanté demasiado - Pero, querido Satán, te lo suplico, ¡menos irritación en la pupila!
Y mientras llegan las pequeñas cobardías rezagadas, tú que aprecias en el escritor la carencia de facultades descriptivas o instructivas, te arranco unos cuantos asquerosos pliegos de mi cuaderno de condenado.
Arthur Rimbaud.
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